Gonzalo López Petrel, concejal de Litoral: «La Manga y Cabo de Palos tendrán su propia Junta Municipal a partir de diciembre»
Gonzalo Petrel, concejal de Litoral y Sanidad y portavoz del Grupo Vox en el Ayuntamiento de Cartagena, analiza la inminente creación de la Junta Municipal de La Manga y Cabo de Palos, los retos del litoral, la coordinación entre administraciones, el Consorcio, los chiringuitos y los efectos de la DANA.
—¿Cuándo se constituirá la nueva Junta Municipal de La Manga y Cabo de Palos?
—A primeros de diciembre se constituirán dos Juntas Municipales que afectan directamente a esta zona:
- La Junta Municipal de Cabo de Palos-La Manga, y
- La Junta de Los Belones, que abarca desde Playa Honda, Mar de Cristal, Islas Menores, Playa Paraíso y Los Nietos.
Cada junta tendrá nueve vocales, designados según los resultados de las últimas elecciones. En Cartagena, PP y Vox tenemos un pacto de legislatura que también se aplica a las juntas, por lo que los equipos de gobierno serán compartidos.
Nuestro objetivo es que, al final de la legislatura en 2027, todos los vecinos de Cartagena estén integrados en una junta vecinal.
Cada una gestionará un presupuesto anual de unos 200.000 euros, que podrá destinarse a mantenimiento, pequeñas inversiones o apoyo a asociaciones y fiestas locales. Es una forma de descentralizar la gestión y dar más autonomía a los vecinos.
—¿Qué opina de los movimientos que reclaman un ayuntamiento propio para La Manga?
—Sinceramente, no veo ni la necesidad ni la viabilidad de crear un ayuntamiento independiente.
El estudio económico que se presentó en su día deja claro que el Ayuntamiento de Cartagena invierte más dinero en La Manga del que recibe. Es decir, que si se separara, económicamente no se sostendría.
Además, no percibo un sentimiento real en la población que justifique esa independencia. La mayoría de vecinos lo que quieren son buenos servicios, mantenimiento, seguridad y dinamización, y eso se puede lograr perfectamente con una buena coordinación entre administraciones.
Ahí entra el papel del Consorcio de La Manga, que compartimos los ayuntamientos de Cartagena y San Javier. Ambos aportamos fondos y participamos en la gestión, y cada vez funciona mejor.
Con la nueva gerencia, encabezada por Esperanza Nieto, el Consorcio ha ganado fuerza, se han puesto en marcha más proyectos y se ha logrado una cooperación real entre municipios y colectivos.
—¿Puede poner un ejemplo de esa colaboración?
—Sí, por ejemplo, el bonobús del transporte interurbano. Aunque el autobús pasa por dos municipios, se ha conseguido una bonificación especial para los vecinos empadronados en la zona, que ahora pagan menos por utilizarlo.
Es un logro del trabajo conjunto del Consorcio, el Ayuntamiento de Cartagena, el de San Javier y la Comunidad Autónoma.
—Pasando al ámbito turístico y económico, ¿por qué se retrasó la apertura de los chiringuitos este verano?
—Principalmente por un cambio de condiciones que introdujo Costas respecto a años anteriores. Se modificaron aspectos como la distancia entre hamacas, las pasarelas perimetrales o el tamaño y ubicación de los almacenes. Muchos empresarios tuvieron que rehacer sus proyectos a última hora, y eso retrasó las aperturas.
Es una lástima, porque ha sido un verano de récord en visitantes, ocupación y gasto. Los empresarios podrían haber tenido mejores resultados, pero ese retraso les afectó directamente.
La buena noticia es que ya están adaptados a las nuevas condiciones y desde la próxima Semana Santa podrán abrir con normalidad.
—¿Cómo se presenta la próxima temporada?
—Con optimismo. Los hosteleros y empresarios ya conocen las reglas y podrán planificar mejor. En Semana Santa, los que cumplen los requisitos podrán abrir sin problema. Todo apunta a que será un año muy bueno.
—¿Cuál es la obligación de los chiringuitos respecto al cierre de temporada?
—Los pliegos establecen que deben permanecer abiertos todos los días hasta el 15 de septiembre y, después, los fines de semana hasta noviembre.
Aun así, cuando hay temporales o daños por inclemencias del tiempo, hemos autorizado a algunos a retirar las instalaciones antes para evitar pérdidas. Es sentido común.
—¿Qué ocurre con los servicios de playa al final del verano?
—Los puestos de Protección Civil funcionan en julio y agosto. En septiembre ya no están, pero eso no significa que las playas se cierren.
Desde el Ayuntamiento mantenemos pasarelas, lavapiés y otros servicios hasta aproximadamente mediados de octubre, cuando se retiran progresivamente. Lo hacemos por seguridad, porque los temporales de otoño, como la DANA, pueden destrozar el material.
—Precisamente, ¿qué efectos tuvo la última DANA en el litoral?
—Por suerte, los daños han sido mínimos. La mayoría de incidencias fueron por acumulación de cañas, biomasa y residuos arrastrados por las escorrentías hasta las playas y el Mar Menor.
Las Brigadas de Litoral trabajaron intensamente en las labores de limpieza y retirada de esos materiales, tanto en la arena como en algunas zonas de costa.
También hubo algunas incidencias menores en viviendas particulares, pero nada grave. Dentro de lo que cabe, el balance ha sido bastante positivo.
























































































































































































































































































































































































































































