La DANA Alice anega las Salinas de Marchamalo y pone a prueba su sistema de recuperación
Las intensas lluvias provocadas por la DANA Alice el pasado fin de semana han dejado graves consecuencias en las Salinas de Marchamalo, al sur del Mar Menor. En apenas 24 horas, la zona recibió más de 170 litros por metro cuadrado, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), lo que convirtió las antiguas salinas en una gran laguna que sepultó caminos, motas y canales de comunicación.
La situación se agravó por el elevado nivel del Mar Menor, que empujó grandes volúmenes de agua hacia el interior de las salinas a través del canal de conexión. El sistema de compuertas instalado no pudo evitar las filtraciones, y la falta de un sistema de evacuación directa hacia la laguna provocó que el agua quedara retenida durante varios días, hasta que el nivel del Mar Menor comenzó a descender el martes.
Desde la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), entidad que trabaja desde 2019 en la restauración ecológica de este espacio protegido, explican que el episodio ha supuesto “la DANA perfecta”: el agua entró en las salinas viejas desde todas las direcciones posibles —por lluvia, por filtraciones desde el Mar Menor y por la rambla que drena los cultivos de Los Triolas—, anegando completamente la zona baja del complejo.
A pesar de la magnitud del episodio, las infraestructuras restauradas en el marco del Proyecto Resalar han resistido bien el temporal. Las naves rehabilitadas no sufrieron daños de consideración, aunque se registraron pequeñas filtraciones en algunos puntos.
Más allá de los efectos inmediatos del agua, ANSE lamenta la pérdida de buena parte de la cosecha de sal de 2024, que no pudo comercializarse por la demora de los trámites administrativos. Desde la asociación insisten en que este tipo de episodios evidencian la vulnerabilidad de los espacios costeros ante fenómenos meteorológicos extremos y la necesidad de una gestión coordinada entre las diferentes administraciones y entidades implicadas en la protección del entorno del Mar Menor.
“Ver las salinas bajo el agua puede resultar desalentador”, admiten desde ANSE, “pero seguimos adelante con los trabajos de restauración, siempre que las dificultades ajenas a la naturaleza no lo impidan”.
Foto/ANSE






















































































































































































































































































































































































