Cabo de Palos se ha ganado un lugar privilegiado en el mapa internacional del buceo gracias a la riqueza de sus fondos marinos y a la protección que brinda la reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas, considerada una de las más espectaculares del Mediterráneo. Este enclave único combina biodiversidad, aguas cristalinas y un entorno natural de enorme valor, lo que lo convierte en destino imprescindible para los amantes del submarinismo.

Uno de sus principales atractivos es la temperatura estable de sus aguas, tanto en superficie como en profundidad, que permite disfrutar del buceo durante todo el año. A ello se suma un clima excepcional que asegura días soleados y condiciones óptimas en prácticamente cualquier temporada.

El área destaca también por sus pecios, auténticos tesoros sumergidos que atraen a buceadores de todo el mundo. Estos restos de barcos hundidos, envueltos en la vida marina, añaden un componente histórico y aventurero a las inmersiones, convirtiendo cada experiencia en algo único.

El impacto turístico y económico de esta actividad es significativo. El buceador es un viajero de alto valor añadido: realiza un gasto medio superior al del turismo de sol y playa, en torno a 120 euros diarios, y prolonga su estancia hasta una media de cuatro días. Esto se traduce en beneficios para alojamientos, restaurantes, comercios y la oferta de ocio de la zona.

En cuanto al perfil de quienes visitan Cabo de Palos para bucear, predominan los nacionales, especialmente los procedentes de Madrid, seguidos de comunidades como Valencia, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Andalucía. A nivel internacional, británicos, franceses, alemanes, nórdicos y holandeses son los más habituales, atraídos por la riqueza marina, la buena climatología y la seguridad que ofrece este enclave protegido.

Todo ello convierte a Cabo de Palos en la auténtica capital del buceo en el Mediterráneo: un lugar donde naturaleza, historia y turismo se dan la mano bajo el mar.