La necesidad de buscar nuevos espacios para el Turismo y rentabilizar parajes naturales amenaza Isla Grosa

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La instalación de fondeos alrededor de Isla Grosa permitirá la explotación de sus fondos marinos para el buceo recreativo / JLD

Con diez meses de retraso la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente ha comenzado esta semana la instalación de veinticinco fondeos ecológicos alrededor del Espacio Natural Protegido de Isla Grosa y El Farallón para el amarre de embarcaciones de recreo «que faciliten la práctica del buceo en ambas zonas» a pesar de haberse anunciado en marzo el inicio de estas obras con cargo a los fondos Feder de la UE por un importe de 59.993 euros y que ahora ha quedado reducido a 46.693 euros.

La instalación de estas boyas forma parte de la estrategia de crear nuevas áreas para el buceo recreativo dadas a conocer por la entonces consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela Martínez-Cachá, quien llegó a afirmar en enero de este año que el objetivo de estas actuaciones eran propiciar «la práctica del buceo en el entorno y el fondeo recreativo».

El propio diputado regional del Partido Popular, Jesús Cano, anunció el 10 de noviembre una iniciativa parlamentaria para la instalación de estos fondeos y la creación de una aplicación de móvil «que informe a los ciudadanos de dónde se localizan para que el turismo náutico sea compatible con la conservación y preservación del ecosistema marino”.

Las críticas que la Administración regional puede recibir por favorecer la expansión del turismo hacia espacios naturales protegidos, como es el entorno de Isla Grosa y El Farallón, trata de ser compensado argumentando que la instalación de estos fondeos ecológicos «permitirá preservar la pradera de posidonia».

La directora general de Medio Natural, Consuelo Rosauro, sin embargo, no ha negado la verdadera intención de estos fondeos cuando declaró ayer sábado que la preservación de las praderas de posidonia beneficia la existencia de una gran diversidad de especies marinas y una excelente calidad de las aguas «que atrae a un creciente número de personas».

«Con el fin de hacer compatible el disfrute de esta zona con la conservación medioambiental -añade la Comunidad- se está instalando un fondeadero con anclajes ecológicos fuera del perímetro de protección de la isla, así como diversos puntos de amarre ecológicos para la práctica controlada del buceo» con lo que se facilitará una mayor presencia de turistas en el espacio natural protegido.

La zona de boyas se situará en la cara oeste de Isla Grosa, fuera de los límites de la zona de amortiguación de 300 metros de radio de perímetro alrededor de la isla, y estará formado veinticinco unidades distribuidas a lo largo de dos líneas de 300 metros de largo. Además, se instalarán otras cinco boyas destinadas al amarre de embarcaciones dedicadas a la práctica del buceo.

La existencia de un sustrato rocoso a poca profundidad ha impedido la utilización del sistema de anclaje ecológico conocido como «Manta Ray» y anunciado en marzo pasado por la propia Comunidad «ya que el espesor de arena existente -afirma- era insuficiente para poder usarlo».

Por esta razón, ha sido necesario cambiar este sistema y se está empleando otra tecnología denominada «anclaje de taco químico», que consiste en perforar la roca y colocar una barra de acero galvanizado y una resina.

Isla Grosa

Isla Grosa es un espacio natural protegido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).

Entre los objetivos de gestión en esta isla está garantizar la conservación y recuperación del hábitat de las principales especies de avifauna que alberga, como la gaviota de audouin, el paíño europeo y el cormorán moñudo en serio riesgo por la enorme presión que recibe el entorno como consecuencia de un turismo no siempre respetuoso con el entorno y que ahora se verá incrementado con la presencia de visitas propias del buceo recreativo.