Los «exploradores del mar», visitantes habituales en Cabo de Palos

0
A la izquierda, fotografía de los exploradores tomada en 1931 poco antes de partir a Cabo de Palos. A la derecha, distribución espacial del campamento durante sus salidas. / DLM

La Liga Marítima fundó, el 26 de marzo de 1915, un grupo scout especializado en el mar donde se enseñaba a niños de once a dieciocho años técnicas elementales de navegación, telegrafía sin hilos (TSH) y mecánica.

Durante los años previos a la Guerra Civil era muy habitual verlos acampados en la playa de Levante despertando gran interés sus asentamientos en Cabo de Palos. El domingo 5 de julio de 1931 se acercaron desde Cartagena el «grupo amarillo». La lectura de los textos redactados por José Bonet Sánchez nos puede hacer una idea del ambiente que creaban con su presencia en un pueblo tan pequeño…

“Instalación del campamento

El Campamento se halla instalado en el centro de la playa de Levante, y consta de nueve tiendas de campaña, ocupando una de ellas el señor delegado provincial don Óscar Nevado y otra la tienda de Sanidad.

Las restantes están ocupadas por los demás expedicionarios. En el centro del Campamento se ha hecho el mástil en donde se iza y arría diariamente la enseña nacional á los acordes del Himno Oficial y la canción ‘Hacia el Sol’, con la que se desfila.

La sección de cocina, montada de una manera digna de elogio, tanto por su limpieza como por sus menús, verdaderamente insuperables.

La de cine ha sido la que nos ha llevado de cabeza… …quedando en suspenso este entretenido espectáculo.

La sección sanitaria se halla montada con todos los adelantos e higiene que requiere, estando al frente de ella el explorador de cuarta categoría señor Cañavate.

La biblioteca ha sido tal vez la que más ha llamado la atención, por la variedad y calidad de los libros, habiéndosenos ofrecido varios ejemplares por algunas señoras que en esta playa veranean.

El alumbrado no deja nada que desear, teniendo cada tienda su luz como así el campamento, en donde se ha instalado un potente foco que lo ilumina todo.

Vida en el campamento.

A las seis y media, y al alegre son de tambores y cornetas, era oída la diana, ya en pie, por los expedicionarios. Automáticamente y sin obedecer órdenes algunas, cada patrulla se dedicaba al arreglo de las camas y ventilación de tiendas. Seguidamente marchaban a la playa, en donde, después de su rato de gimnasia, se lanzaban al agua para darse un corto baño, al que seguía el desayuno. ¡Y luego habrá quien diga que la vida que los exploradores hacen no es sana! pregúntenle a la sección de cocina, que es la que puede atestiguar si el baño les sentaba bien a los peques.

Diariamente se hacían excursiones a lugres pintorescos, encontrándose entre otros ‘El Faro’, ‘La Radio’, ‘Cala Reona’. ‘El lugar donde se hallan enterrados los náufragos del Sirio’, etcétera, etcétera; lo que hacía más amena la estancia en esta playa.

Momento emocionante para todos los presentes era el de arriar la bandera que había estado alerta, vigilando durante todo el día los actos de sus exploradores, y ante la cual se postraban.

La corneta deja oír sus estridentes como alegres sones y todos los expedicionarios se retiran a sus tiendas en busca del reposo y en espera de que el nuevo día les dé las mismas o nuevas alegrías que en los anteriores”.

Todos estos artículos están basados en información recopilada en el libro “De Cabo de Palos a La Manga del Mar Menor. Del siglo XV al XX” (Edlibrix, 2016 -segunda edición-).