De cuando los ingleses (también) se asentaron en Cabo de Palos

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Pero allí no pueden ir á veranear más que los favorecidos de la fortuna, los que se han hecho allí buenas casas para vivir y hasta un bonito casino para pasar el rato y pueden mandar todos los días á Cartagena por víveres y vituallas. Casas nuevas, había hace tres años que yo estuve, lo menos treinta; sobresaliendo entre ellas el palacio de D. Antonio Espinosa, magnífico por la suntuosidad y la situación.

Hoy otra casa muy bonita de un caballero inglés, cuyo nombre no recuerdo, el cual ha construido una capilla católica y sufraga una misa todos los días de fiesta para que no se queden sin oirla los que cumplen con ese precepto eclesiástico.

Cerca de esta capilla ha hecho una cómoda y bien orientada casa el médico D. Ponciano Maestre, para su familia y para las Hermanas de Caridad del Hospital y Asilos de La Unión.”

Y llegaron los primeros ingleses a Cabo de Palos

Ahora bien ¿fueron los boyantes empresarios de la alta sociedad cartagenera los únicos que disfrutaron de Cabo de Palos a principios del siglo XX?

Al parecer no.

Según otro artículo publicado en El Noticiero, en noviembre de 1931, había en esa época un proyecto para construir un hotel en Cabo de Palos que iban a llamar “Hotel Heywoord”, en honor a uno de los primeros pobladores de la colonia inglesa asentada en Cabo de Palos cuando muchos de ellos acabaron en Cartagena trabajando para la Sociedad Española de Construcciones Navales a partir de 1907.

De hecho, Andrés Barceló, en agosto de 1941 ahonda aún más en la colonia anglosajona que se asentó allí junto a los “lugareños” afirmando en El Porvenir

“Yo, que con suerte, tolero el calor mejor que el frío, reía con cierta compasión al ver sudar la ‘gota gorda’ a los británicos que como expertos operarios vinieron a esta ciudad para dirigir los trabajos de construcción de buques para la primera nueva escuadra.

Aquellos místeres, mientras no se aclimataron a los calores de Cartagena, pasaron el ‘pulgón’, sudando la ‘pez negra’.

Traté amablemente a varios ingleses, Mister Carric, Mister Feción, Mister Gous, y otros; todos buenos amigos, inteligentes; pero muy calurosos.

La primera palabra que aprendieron en castellano a su llegada fue ¡¡mucho calor!!, menos mal, que como eran buenos nadadores, las horas de descanso las pasaban en el mar; como estaban obreros y empleados bien remunerados, se permitían el lujo de su comunidad tener instalada una casa en Cabo de Palos, donde pasaban los permisos y días festivos.”

La colonia tenía por costumbre celebrar una «comida de hermandad» en el poblado todos los noviembres de cada año siendo, la que se celebró el domingo 14 de noviembre de 1920, una de las primeras documentadas.