Mar Menor, año I

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Imagen aérea del lodazal en que se había convertido el Mar Menor tomada el 5 de julio del año pasado y publicada por este diario / DLM

El 5 de julio del año pasado Diario de La Manga publicó unas impresionantes fotos del Mar Menor cedidas de forma anónima por un piloto que realizaba un vuelo de servicio sobre la laguna. Fue la primera vez que un medio reflejó, con fotos, la dramática situación en la que se encontraba el Mar Menor.

La trascendencia de las imágenes fue tal que las visitas llegaron a saturar el servidor web siendo la única vez que hemos estado, unos días, entre las diez webs más vistas a nivel nacional junto a un artículo («10 preguntas para no liarse hablando sobre el Mar Menor«) donde explicábamos los motivos.

Hoy, casi un año después y tras el enorme revuelo social, político y empresarial que se ha organizado podemos afirmar que el Mar Menor ya no es el lodazal de fango que reflejaron aquellas fotos, aunque ahora nos quede el largo y difícil camino de recuperar la credibilidad perdida como lugar de destino vacacional en un entorno con un delicado ecosistema que debemos preservar por encima de cortoplacistas intereses económicos.

Sirva este artículo como muestra de la importante necesidad de denunciar públicamente los excesos que se cometen y del trascendental papel que juega la sociedad civil, y su poder para cambiar las cosas, cuando se moviliza enérgicamente.

4 Comentarios

  1. Perdón por la puntualización, pero creo que es bueno hacerla, porque si los medios estáis confundidos, confundís a todo el mundo.

    (1) El problema del año pasado no era de lodo o arcillas, era de fitoplacton, es decir, de algas microscópicas, primero verdes y luego pardas. La abundancia de materia orgánica en el agua, de nutrientes (fertilizantes, nitratos), provocó un bloom sin precedentes, una explosión de vida microscópica que colapsó la columna de agua impidiendo que la luz solar llegase al fondo, lo que provocó otro segundo colapso, la muerte de las algas del fondo al no poder realizar fotosíntesis.
    El Mar Menor, en el año 2016 no era un lodazal, era una masa de agua con exceso de nutrientes y de vida microscópica. El proceso se llama eutrofización en las masas de agua.

    (2) El otro problema que afecta al Mar Menor es la llegada masiva de arcillas arrastradas por las lluvias desde los campos de cultivo que se están roturando de manera brutal hasta alcanzar texturas de «polvo de talco», con lo que a la más mínima precipitación, se producen arrastres hacia el Mar que antes no se producían. Se agrava el problema con las pendientes dadas a los campos, que antes estaban en terrazas horizontales para «aguantar» el agua. El «nuevo» agricultor quiere que, cuando llueva, el agua corra a toda pastilla, evidentemente, para abajo, hacia el Mar Menor, en consecuencia, y si pilla a las urbanizaciones por en medio, mala suerte, no es su problema. Si el agua duerme en el campo durante unos días, el engorde de la planta que dura unas pocas semanas puede verse afectado, pudrirse la misma por el exceso de agua o aparecer algún hongo o plaga que merme sus beneficios. Lo que pasa más abajo, NO ES SU PROBLEMA.

    Espero haber aclarado los dos diferentes problemas que afectan al Mar Menor: (1) exceso de nutrientes y por tanto de vida microscópica, y (2) exceso de aportación de arcillas por los arrastres de las aguas de lluvia.

    Entre enero y octubre de 2016 no hubo lluvias importantes en la comarca del Mar Menor. El agua estaba marrón, no por exceso de arcillas, por tanto, no era un lodazal, estaba marrón porque un alga parda colonizó toda la masa de agua porque tenía alimento suficiente disuelto en el agua para alimentarse y reproducirse de forma explosiva.

    • Estimado Enrique, desconozco si otros medios confunden pero este artículo no pretende hacer ningún pormenorizado análisis de las causas del desastre del Mar Menor, para eso ya existen sesudos estudios publicados donde tendrían cabida perfectamente tu comentario. Simplemente, ha sido un recordatorio de cómo nos encontrábamos hace casi una año. Sin más pretensiones. Estoy convencido de no haber «confundido a todo el mundo» recordando unas imágenes que publicamos a principios de verano pasado.

      • Creo que no me he explicado bien. No digo que confundáis recordando el desastre del año pasado y la crítica convalecencia en la que se encuentra el Mar Menor este año. Es importante que se haga, porque parece que ya se ha solucionado todo y que ya no llegan vertidos al Mar Menor. Siguen llegando mientras se siga abonando en unos campos que tienen las pendientes mirando hacia él.

        Me refiero a distinguir entre dos problemas diferentes: lodo (y por tanto, lodazal) y fitoplacton y eutrofización. El primero es un problema físico, de aporte excesivo de sólidos en suspensión, y el segundo es un problema biológico, provocado por un exceso de nutrientes. Son dos cosas distintas y se deben de tratar por separado. El problema del año pasado fue la explosión de lo biológico, aunque los achaques de nuestra querida laguna vienen desde hace más de 30 años provocados por los excesos que ha recibido desde dos facetas diferentes que la acucian, el físico (de mucho más difícil solución) y el biológico.