Los vecinos de Las Barracas piden el arreglo de los caminos de acceso a sus casas

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Detalle del estado de uno de los caminos de Las Barracas.
Detalle del estado de uno de los caminos de Las Barracas.

Hay días en los que entrar a sus casas se convierte en auténtico suplicio. Y más cuando llueve. Los vecinos de Las Barracas, un núcleo urbano situado en las faldas del Cabezo de La Fuente, junto a Los Belones, donde viven cerca de un centenar de familias, tienen problemas al acceder a sus viviendas ya que los caminos de tierra están en mal estado y llevan años sin recibir una mejora. Han presentado más de una treintena de escritos al Ayuntamiento de Cartagena y aún están esperando respuesta.

“Hay gente que está impedida y lo pasa mal sólo por ir a su casa. Hay días que no puede ni salir de casa. Llevamos tiempo así y cuando llueve es una locura. Los vecinos somos los que tenemos que arreglar los caminos si queremos llegar a nuestra casa”, explica María Hernández, una de los afectados. Ella representa a un grupo de vecinos, algunos extranjeros, que residen en esa zona menos transitada cercana a Los Belones, que se ubica en el Paraje de Los Corralones.

Hace unos años, un vecino arreglaba los caminos y pasaba la factura al Ayuntamiento, pero, han decidido reclamarlo directamente ya que “muchas veces ni lo cobraba”. El terreno presenta desniveles importantes que se ven aumentado en los días de lluvias por la acumulación de barro en sus viviendas. Una vez que se seca al cabo de varios días, las deformidades del terreno vuelven a provocar bastantes caídas y varios pinchazos en los vehículos por culpa de las piedras salientes. A esto hay que sumarle la falta de alumbrado, unas deficiencias que han reclamado hace más de una década y que no mejora la situación.

No obstante, los vecinos afirman que técnicos municipales han visitado la zona y han recogido las peticiones, pero “no sabemos si lo van a hacer o no, por lo que nos tememos que seguiremos igual. Te dicen que eso lo lleva otros responsables del Ayuntamiento y la conclusión final es que no lo hacen y seguimos igual de mal”, concluye María Hernández.