Vigila tu corazón
en este paseo
por soles y lunas,
entre vientos que recuerdan
la eterna juventud.
Controla y chequea
lo que sientes
y, sobre todo, con quién.
Debes hacerte mirar
lo que expresas,
lo que experimentas
en un día cualquiera,
y más cuando sea especial.
Respira hondo,
roza tu piel
para saberte tú,
y cierra los ojos a un sueño
que domines,
casi imposible esto, lo sé.
Traza un camino
a tu casa, de vuelta,
evitando las migas
y colocando líneas visibles.
Intenta auparte
al que has creído tu destino,
rodeándote de guardaespaldas,
o de los que consideres como tales.
Esencialmente, repito,
vigila tu corazón.
Hazlo con decisión,
que con seguridad te faltará valentía.
Te lo subrayo,
pues el peligro en esta tierra nuestra,
en Murcia, en muy cierto.
Corres a esa posibilidad compleja
de enamorarte y de caer en los brazos
de su variopinta geografía.
Entonces será muy tarde,
y ya no te podrás ir.
¿Por qué lo digo? –te preguntarás
Me pasó.
Juan Tomás Frutos.
