16 de julio…

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La playa de Levante. / DLM

…de 1936:

La prensa narra la estancia de las niñas, pertenecientes a las escuelas de La Ñora, en el poblado pesquero…

“La subida al faro se realizó en automóvil y ya en la plataforma de aquél las niñas pudieron apreciar la belleza del paisaje que se extendía ante su vista, recogiendo las explicaciones que en el aspecto geográfico e histórico le hicieron sus maestras, quienes a la vez les relataron la tragedia del buque italiano hundido en aquellas inmediaciones.

Del faro bajaron las niñas a la playa donde el regocijo de las pequeñas aumentó con el contacto de la finísima arena, donde realizaron ejercicios de gimnasia rítmica y juegos acompañados de canto. Después visitaron las calles, donde se hicieron pintorescas fotografías, regresando a la playa a la hora de comer.

La comida se celebró en la terraza de uno de los veraneantes, quien tuvo la gentileza de ceder dicho lugar y obsequiar con toda esplendidez a las excursionistas.

Durante la siesta las pequeñas jugaron y reposaron sobre la playa que, cual mullida alfombra, les ofrecía sosiego y descanso, arrulladas por el rumor de las olas que dulcemente se deslizaban sobre la arena, y acariciadas por la suave y refrescante brisa marina.

A las cuatro visitaron la estación de radio acompañadas por la señorita García Calvo, maestra de la localidad, quien tuvo la amabilidad de reunirse a las compañeras y discípulas en cuantas visitas hacían.

Gracias a la solicitud de uno de los señores telegrafistas, vieron las niñas con todo detalle los aparatos receptores y transmisores, escuchando con verdadero deleite los sonidos intermitentes y casi imperceptibles que anunciaban las señales de los buques que navegaban por alta mar. Luego pasamos a otra sala donde tenían montado un grupito con alternador para producir corriente, poniéndolo en marcha y haciéndole ver a las niñas cómo se producía la corriente, y cómo a medida que avanzaba en su movimiento circular el reostator, se avivaba la bombilla colocada en el cuadro.

Se les dio idea del amperímetro y voltímetro colocados en éste así como la principalísima función que realizan los interruptores. Fueron después pasadas a la sala de transformadores en la que pudieron apreciar una pequeña batería, limpia y escrupulosamente montada. Por último les fueron mostrados unos condensadores de mercurio cuyas preciosas llamaradas azules hicieron palmotear y reír a las rapazas de contento.

Terminada la visita iniciaron el regreso, siendo despedidos por tan amables personas que fueron aclamadas con unos cariñosos vivas, símbolo expresivo de la gratitud con que correspondían a tan atenta acogida.”


Esta y otras efemérides están recogidas en el libro De Cabo de Palos a La Manga del Mar Menor. Del siglo XV al XX, de José Luis Domínguez.

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