Cartagena y el grito de una ciudadanía

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Imagen de la llegada de la manifestación a la Asamblea Regional el pasado miércoles / DLM

“No pararemos hasta salvar el Mar Menor” concluía diciendo Irene Liarte, vocal de la FAVCAC, tras la lectura del manifiesto el pasado miércoles en la manifestación más importante que se recuerda en la historia de Cartagena.

En esas palabras venía implícito el grito de una ciudadanía cansada de que se les mienta, se les prometan medidas que nunca llegan a llevarse a cabo, viendo año tras año el deterioro progresivo del Mar Menor y sufriendo por la dejadez de aquellos que ahora no saben hacia dónde mirar pues se sienten desconcertados ante 70.000 personas unidas en una sola voz.

Un grito que continúa en el corazón de todos los que amamos el Mar Menor.

Un grito del que no queremos separarnos pues nos embarga de una sensación de algo bien hecho, que nos suena a continuidad, a lucha y a unidad.

Un grito que sólo necesita una respuesta y es la que la laguna salada nos demanda cada vez que vamos a la orilla de cualquier playa y acercamos nuestro oído: “SOS“ porque aunque agonice, todavía nos susurra pidiendo ayuda para que seamos nosotros los que gritemos en su nombre.

Un grito que exigirá a cualquier administración que dejen de jugar al baloncesto, lanzándose el balón de unos a otros y que se paren a escuchar porque esa voz la van a encontrar en cualquier parte y a cualquier hora.

El pasado miércoles, ese grito se paseó por Cartagena, recorrió sus calles, tranquilo pero contundente con el único propósito de quedarse a vivir en la garganta de todos los que salieron a decir SOS MAR MENOR.

María José Cegarra