La riqueza

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Imagen de un cormorán muerto en La Manga / JL VILLAESCUSA

La riqueza es una cantinela, coletilla o palabra mágica para la inducción colectiva que se utiliza de modo recurrente por la clase política y empresarial cuando desean justificar alguno de los proyectos que se les ocurre o bien como excusa a algún impacto. Sin embargo, la riqueza así empleada trata solo de la económica, siendo esta una de las áreas susceptibles de riqueza, pero no la única. Algo es rico, alguien es rico, porque tiene algo valioso y no todas las cosas valiosas son dinero o bienes materiales.

Hoy hablo de riqueza porque vuelvo de pasear por La Manga y tenía en mi cabeza en contraste las imágenes del lugar del territorio virgen que mentes adelantadas vieron como fuente de riqueza. Haciendo un viaje en el tiempo reflexiono que en aquel momento podrían haberse considerados dos tipos de riqueza vinculados al lugar; la que aportaba el medio natural en enclave extraordinario al alma humana o la que aportaría al bolsillo de avispados emprendedores la explotación del enclave en sí. Incluso puede que ambas fuesen de la mano por momentos, supuesto que no prosperó.

Mirando bien la realidad, una vez decidido que El Dorado estaba sobre el fino brazo de tierra entre dos mares, sucedió que se puso en marcha una brutal maquinaria para terminar de enriquecerlo y enriquecerse. En un principio parecían coexistir ambas riquezas hasta que se alcanzó el punto de inflexión bajo la nula tutela de la administración pública para proteger lo que es de todos. Y entonces se llegó al boom urbano turístico que nos iba a sacar de pobres o de espirituales observadores de naturaleza virgen, porque había que desarrollarse. Para entonces el lenguaje era en exclusiva el de la riqueza económica.

Y así llegamos a hoy, donde edificios altísimos sombrean la playa, con los accesos restringido es según qué zonas y una línea de costa absolutamente desnaturalizada que al menos permite descansar la vista ante la inexistencia de armonía urbanística. Ni siquiera se ha tenido un respeto por la estética como en otros lugares donde la normativa específica no solo limita la altura de los edificios para evitar impactos paisajísticos y sombras, sino su diseño. Cuando una va por determinados pueblos y ciudades de Andalucía, del País Vasco o por Baleares, encuentra pueblos con señas de identidad solo mirando sus edificios. Han sabido respetar la cultura de la zona y es agradable pasear por ellos.

En otras palabras, la estética del desarrollo urbanístico de La Manga carece de belleza y encanto. Se ha construido como a cada cual le ha dado la real gana y visto el resultado, los promotores y constructores no han tenido la menor sensibilidad artística, etnográfica o medioambiental. Vamos, lo que se dice gusto ninguno. El mix de viviendas de todo tipo inarmónicas ni siquiera se llevan bien unas con otras, ni solas ni en conjunto. De las construcciones características de la zona o de materiales autóctonos como los empleados en las antiguas casas de pescadores, los molinos de sal, las casas de labranza, etc. olvídense. Es como la agricultura que la circunda, otra riqueza nuestra que se encargaron de transformar en su concepción original en agricultura insostenible a la vez que empobrecían los paisajes.

Como se trata de una zona en la que la primera industria es el turismo, me dio por pensar que, si el turismo se dedica a pasear entre las construcciones o entre los despropósitos dentro del DPMT, intentará buscar el mar lo antes posible ante la ausencia de armonía, cohesión y belleza. Así que llegamos a hoy siendo conscientes de lo que ya sabíamos; que la verdadera fuente de riqueza es el propio mar. Pero ¿qué sucede? Que nos encontramos también con un mar impactado. De ricos riquísimos hemos pasado a pobres pobrísimos. Y todo lo hemos hecho solitos, viéndolas venir.

Impresionante cultura la nuestra. Y sin propósito de enmienda, vistos los actuales proyectos horripilantes que, como meteoritos, impactan sobre el medio natural superviviente, y siguen atentando contra la mermada fuente de riqueza que nos queda, sobreviviendo también a la agudeza de otros buscadores de riqueza que antes o después esperaban el inevitable hundimiento.

Con razón España perdió un imperio.

4 Comentarios

  1. El territorio y sus paisajes en todo momento son el resultado de la interacción de quien lo habita y el medio natural, nos ha tocado vivir estos tiempos de desarrollismo económico, basado exclusivamente en la riqueza del capital y estos son los resultados de esa interacción, Nuestro legado, como unos malos herederos no hemos sabido conservar y transmitir la herencia que nos tocó. Solo nos queda hacer lo que podamos…

    • Desde luego Enrique, tienes razón. Visto el legado, me temo que debemos superarnos haciendo incluso más de lo que podemos. Tristeza por nuestros hijos, por nosotros, por nuestra tierra. Y fuerza, la que nos permite, una vez asumida la responsabilidad, luchar por lo que creemos. Un abrazo.

  2. Fantástico artículo.
    El desarrollo económico versus la riqueza medio ambiental, cultural, etnográfica, etc.. El empobrecimiento cuando prostituimos nuestro patrimonio, nuestra herencia, nuestra entidad, …; y la ponemos al albur de la codicia de proxenetas mercantilizadores de lo que es de todos y no se puede vender.
    Nuestra primogenitura por un plato de lentejas.