Palmeras y hierba

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He estado buscando fotos antiguas que se hayan salvado de tantos traslados, ya que no puedo recuperar los olores….y dejarme guiar por esas sensaciones de ver un recuerdo, un instante del pasado.

Buena música y mi perro recién llegado a mi pequeña familia de un refugio del Penedés. Tiene cinco años y, como yo, se adapta a todo con mucha naturalidad. Negro, con las primeras canas en el morro y tierno. Como yo.

Me hablan de las fiestas en las grandes casas de la época de La Manga, sobre todo en Twitter, yo no las recuerdo, si recuerdo a mis padres vistiéndose de gran fiesta, mi padre con su traje impecable colgado en la puerta del armario entreabierto y toda la cama con las cosas de mi madre. A mí me dejaban con una canguro, normalmente alguna camarera amiga del Hotel Galúa, y para mi era fiesta, cena en la habitación viendo la tele y sin hora. Perfecto.

Pero me parece que para mis padres no eran “sus fiestas” , sobre todo para mi padre, menos sociable que mi madre y más exigente en sus afectos, pero capaz de encontrar puntos en común con casi todo el mundo.

Entre ellos dos aprendí a tener amigos, conocidos saludados y peligrosos, hoy los llamaríamos tóxicos. A saber distinguirlos, a saber guardar secretos, discreciones, y a no fiarme de las primeras impresiones pero a escuchar a mis instintos. Nunca es fácil esas distinciones y esas búsquedas. Quizás solo equivocándonos mucho y investigando esos errores seremos mejor acompañados.

Llegué a la vida de mis padres muy tarde, cuando su vida como pareja, estaba totalmente formada y no cambiaron de hábitos, sino que me criaron de manera que yo les pudiera acompañar a todos los lados.

Requería obediencia, disciplina y sobre todo, saber escuchar. Fue duro, pero un regalo de la vida, pude conocer a grandes personas, no famosos, sino importantes, importantes para el mundo o simplemente para nuestro mundo. Pero fui aceptada entre los “mayores” casi siempre, aprendí pronto a callar y escuchar y también preguntar, no me dejaron muchas mas opciones, pero ahora se que fue un lujo, ese lujo auténtico, el que no tiene precio el que no se compra.

De La Manga me parecería mal, impropio y un poco obsceno por mi parte soltar nombres, casas o anécdotas de “famosos” aunque yo las haya vivido. No solo es mi vida, implico a terceros a los cuales en su momento respeté o quise y no va con mi carácter.

Claro que recuerdo esos momentos, más bien tristes de Julio Iglesias en el Galúa, sus sobremesas y tertulias con mis padres, un hombre tímido en esa época, éramos cuatro gatos en el hotel, así que las tertulias eran frecuentes.

Recuerdo años después la Inauguración de La Manga Club, creo que fue en el 1972, con sus grandes fiestas.

El campo lo hizo Gary Player, uno de los mejores golfistas y diseñadores de campos del mundo. Y para la inauguración, dos platos para mi, muy fuertes: Omar Shariff y Sean Connery.

El primero venia como jugador de Bridge y el otro para jugar una Pro-Am de Golf. En unos días Dr.Zhivago y James Bond juntos.

Me los miraba, les llevaba agua, platos de aperitivos, todo lo que me acercara a ellos, tremendamente guapos ambos, mágicos para mí que tenía unos 15 años. Dormíamos en unos apartamentos de ensueño, escondidos en la montaña creados por mi padre, cuya bañera tenía tres grifos, tres. Uno para el agua fría, otro para el agua caliente y otro para agua de mar.

Con un tejado en forma de abanico sumando figuras de tejas en las cubiertas y abriéndose a la maravillosa vista, donde a lo lejos se veía La Manga, entre los azules de los mares. Y con esa forma los vecinos desaparecían, no existían, y el lugar era tuyo.

Mas sueño que eso no es posible. Me sentía en una película, cualquiera, era igual, estaba viva y vivía esa magia. Todo el mundo, evidentemente les hacia la pelota más descarada, incluida yo, con mis padres muertos de risa, pero yo estuve con ellos varios días, de la mañana a la noche, les hacia cualquier pequeño recadado y me saludaban, que más se puede pedir?

Vinieron a hacer la publicidad del Campo y sus instalaciones, así que había mucha prensa, que me preguntaban y me podía hacer la interesante con ellos.

Ellos se fueron pero el golpe de efecto que produjo fue tremendo, gracias a la mente privilegiada de Gregory Peters, el creador de todo eso…..un lujo con magia, él soñaba con un mercado que no era el español, más pensando en un turismo internacional y volcado en el mundo del Golf y todo lo que le rodea.

Creo que nunca más volví a dormir en esos apartamentos, donde las miles de palmeras traídas desde Alicante y la hierba verde recién plantada, crearon un oasis espectacular en el mínimo tiempo posible y contrastaban con mis dunas y mis olas, un paisaje distinto, diferente, hermoso y me dejaron soñar unos días con la magia del cine cerca de mí.

Un mundo tan lejano y tan aparentemente frívolo pero que me hizo soñar y mucho.

6 Comentarios

  1. Que excelente incorporación al Diario de La Manga. Creo que no te conozco personalmente, Victoria, pero yo soy uno de aquellos cubanos que llegó a veranear a La Manga allá por el año 68. Sigue escribiendo, por favor. Es delicioso leerte!

    • Veo que mi ordenador ,o yo,seguimos yendo por libre, y contesto a Domingo y se publica como contestación a Jorge. Disculparme. Conseguiré ser mejor la próxima vez. Pero no quiero dejar de contestar a Jorge. No se si eres uno de «mis Cubanos»,maravillosos, no te haré preguntas necesarias para ubicarte,porque si estabas allí, ya es suficiente, perteneces a mis recuerdos,y ademas gracias por tus palabras, yo que vengo de ciencias y tengo pánico a una pagina en blanco,ya no son papeles, o folios, que me leáis me llena el espíritu o el alma, o las dos. Uno siempre tiene el miedo de explicar algo que a nadie interesa, como hablar y que nadie te escuche. saber que estáis ahí y allí es un pequeño misterio maravilloso de esta época y de este Diario, de dejarme un espacio para hablar y de confiar en mi. Gracias a todo el conjunto. Espero veros a todos en persona, cosas de mi generación, en persona.