El aeropuerto que Tomás Maestre quiso construir en La Manga (I parte)

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Plano a escala 1:50.000 presentado por Tomás Maestre ante el Ministerio del Aire en junio de 1973.
Plano a escala 1:50.000 presentado por Tomás Maestre ante el Ministerio del Aire en junio de 1973. / JLD

Con una instancia dirigida al Ministerio del Aire el 27 de junio de 1973 (registro de entrada número 2960/2 de 4 de julio) se iniciaban los trámites para poner en marcha un pequeño aeropuerto en El Estacio bautizado como «Proyecto 211» por Tomás Maestre para La Manga, como complemento a la segunda fase del gran puerto deportivo para yates previsto en el Mar Mediterráneo.

Según el texto del citado documento“…dada la capacidad, importancia y rango de las instalaciones portuarias de que se trata y la conveniencia de atraer un turismo de alta capacidad de gasto [la empresa a la que representa] ha proyectado la construcción de un aeródromo privado sobre el dique de Poniente de dicho puerto”.

Y el 25 de enero de 1974 Maestre recibía de la Dirección General de Transporte Aéreo de la Subsecretaría de Aviación Civil la autorización para el “establecimiento de un Aeródromo Privado en La Manga”.

Las negociaciones paralelas que Maestre estableció con altos cargos del Ministerio le permitió garantizarse el éxito del proyecto cuando, en junio de 1973, recibía una carta del propio director general de Infraestructura del Ministerio del Aire, Francisco López Pedraza, donde le indicaba que veía viable construir una pista de vuelo de 750m. X 18m. “en una zona de terreno ganada al mar”. El único requisito que le ponía era obtener antes la concesión administrativa del nuevo terreno.

A pie de carta escribía Maestre de su propio puño y letra una escueta frase que resumía sus negociaciones: «creo que con esto bastará».

Según el texto del oficio número 413 citado y enviado a Maestre inicialmente se limitaban los permisos a las avionetas civiles Cessna 182, propiedad de Manuel Romero Aguirre, Piper Twin Comanche, de Luis Molina y Piper Aztec del Sr. Cabo.

El aeródromo contará con los pilotos Carlos Fernández, Juan Carlos Ferreiro Pérez y José Luis Aresti Aguirre. Sólo se autorizan vuelos “visuales” (durante el día y con buen tiempo) y su horario de funcionamiento deberá ser el mismo que el del tráfico civil autorizado en la Base Aérea militar de San Javier.

En ningún caso los pasillos de entrada y salida del citado aeródromo debían perturbar a la Academia General del Aire, al resto de tráfico de la Base Aérea “ni a la Zona Restringida R-19” en referencia al área definida por límites en superficie y altura en cuyo interior se ejecuta actividades aéreas militares. En ella no podían (ni pueden) entrar vuelos visuales o instrumentales durante la activación de la zona.

«El Comandante de la Base Aérea de San Javier —concluye el oficio— establecerá las normas de funcionamiento que considere más adecuadas, una vez oídas las necesidades y razonamientos que exponga el propietario del aeródromo privado de La Manga».

El aeropuerto que Tomás Maestre quiso construir en La Manga (y II)